Desde los inicios de la Hermandad en 1.979, ha sido un anhelo el que nuestras imágenes titulares tuvieran capilla propia y ubicada en lugar definitivo.
El rosario de ubicaciones comienza en el convento del Cister donde nos ceden-prestan la hornacina de la Virgen de los Dolores. Tras el fallecimiento de la abadesa Sor Dulce Nombre, la nueva abadesa plantea dudas sobre la ubicación de la imagen de la Salud, y cada vez que había un culto propio del convento, nuestra imagen era desplazada hacia el interior de la clausura quedando expuesta desde el interior de la reja sobre un poyete de madera.
Por las razones ya conocidas en 1.986 llegamos a San Pablo donde ocupamos la ubicación actual pero en una capilla provisional realizada en escayola con un arco de imitación gótico y con un escudo de la hermandad también en escayola, trabajo que realizara el hermano D. Manuel García.
En 1.988 pensando en la ampliación de la capilla para la llegada del Cristo se realiza una capilla retablo provisional con un dosel de color morado.
Por fin en 1.991 se hizo la capilla que ha persistido hasta diciembre de 2.010. Esta capilla fue realizada en los talleres de D. Rafael Ruiz Liébana, aunque finalmente no llego a completarse toda la decoración de talla gótica. Se trataba de un dosel de color burdeos que se enmarcaba en un triple arco en forma apuntada, soportado por dos pilastras con división de columnas y capitel, todo ello dorado. Dicha capilla fue bendecida el 31 de mayo de 1.991.
Las lluvias torrenciales del 25 de diciembre de 2.000, dañan profundamente la capilla de nuestros titulares al producirse importantes filtraciones desde la terraza que se ubica sobre ella, por obstrucción de un bajante, filtraciones que despegan la tapicería de damasco y generan serias dudas sobre la firmeza de los agarres del Cristo a la pared. El día de Navidad de ese año algunos miembros de la hermandad lo pasan viendo como perlea el agua a través de la capilla. Este acontecimiento meteorológico obliga a retomar el tema de las capillas que aunque no olvidado había sido desplazado por otros más prioritarios.
La pared rezumaba agua, parece que las humedades y los rezumamientos nos persiguen desde hace tiempo. Se decide colocar una estructura metálica que tape el fondo de la capilla con un paño burdeos y se plantea la urgente necesidad de acometer reformas de la pared y el cambio del damasco deteriorado.
En el acta de la junta de febrero de 2.001 se recoge la decisión del cambio de ubicación de la Virgen que se coloca delante de la ventana, mantener al Cristo en la capilla y se informa de la solicitud de un presupuesto para un retablo a los hermanos Caballero González, que se encontraban inmersos en el tallado del trono del Cristo. Dicho retablo ubicaría la imagen de la Salud y se diseña pensando en colocarlo delante de la ventana de la nave del evangelio, para mantener al Cristo en la capilla existente, tras un profundo saneamiento y arreglo, ocupando la hermandad toda la esquina del fondo de dicha nave.
Se trataba de un retablo-hornacina compuesto de una parte baja o mesa de altar, con una peana central, con molduras altas, bajas y remate. Dos pilastras fondeadas con talla y capitelas cornisas en la parte alta, formando inglete con las pilastras, juego de molduras en la parte superior. Todo ello tallado en madera de cedro real para ser posteriormente dorado.
Desde el primer momento sabemos que no contamos con la aprobación del Sr. Párroco para dicho diseño pero se sigue adelante esperando que el tiempo allane barrancos y suavice aristas.
El desprendimiento de trozos de la fachada exterior de San Pablo recomienda la realización de un armazón que permita ubicar al Cristo en el suelo quitándolo de los anclajes de la pared, cada vez más inseguros.
Finalmente en octubre-noviembre de 2.001 se inicia la construcción en los talleres Caballero González de la capilla definitiva, pero recuerdo que no contábamos con la aprobación del Sr. Párroco para su ubicación. El presupuesto nos pareció muy favorable y esperábamos un cambio de opinión en la parroquia, sobre todo a la vista que en otras corporaciones hermanas se habían acometido importantes reformas sin obstáculo alguno.
La puesta en marcha de este proyecto en cierta medida atempera el ímpetu que se mantenía en relación a la restauración de las capillas y entre que no se disponía de dinero para su restauración, el proyecto de casa hermandad, el que ya se habían iniciado obras en San Pablo que probablemente mejorarían el asilamiento de la capilla y el que tuviéramos un proyecto de talla en marcha, lo cierto es que el tema de la capilla desaparece de las actas de las juntas de gobierno, que no del corazón de los hermanos, hasta mayo de 2.005 en que se hace constar que ya está finalizado el retablo y el escollo de la disposición del párroco aparece nuevamente, se vuelve a la cruda realidad. Tenemos un retablo para la capilla pero ahora no podemos ponerlo. Nuevamente se estanca el asunto y la capilla no se arregla.
A lo largo de ese año se tienen varias reuniones con el Sr. Párroco y se le ofertan varias opciones sin que ninguna de ellas sea aceptada y nos remite a la comisión de Arte del Obispado, que lógicamente pide la previa conformidad del párroco. En este camino de ida y vuelta, se decide reubicar la Virgen en la capilla y al Cristo delante de la ventana y sin dosel para lo que había que construir un sistema de sustentación al suelo.
Mientras, el Cristo se mantenía delante de la ventana, con riesgos para su policromía y madera al recibir excesiva luz exterior, se mantenía la capilla sin arreglo alguno y teníamos un retablo pagado y almacenado en los talleres Caballero González.
Tras inaugurar la Casa Hermandad y descargarnos del enorme peso que era esta obra, se retoma de nuevo el tema a lo largo de 2.009 y al producirse un relevo natural al frente de la parroquia, se decide, tras hablar con el nuevo párroco, que es imposible colocar el retablo en el lugar para el que se pensó y que lo mejor era tratar de adaptarlo a la capilla existente, aunque dado que había sido pensado para ubicar solo la imagen de la Virgen, era preciso encontrar espacio para la imagen del Cristo, cuya ubicación provisional duraba ya cuatro años.
En la búsqueda de soluciones, la parroquia acepta ceder la capilla ocupada por San José para colocar al Cristo y de esta forma retirarlo de un sitio que hacía peligrar la talla y conseguir emplazamiento definitivo y digno para su culto.
Tras llevar esta propuesta a Cabildo, se aprueba en febrero de 2.010. Se inicia a partir de ahí un camino que nos ha traído hasta aquí. Este camino tampoco ha sido fácil. Ha sido necesario, tras la aprobación escrita del Sr. Párroco, presentar proyecto a la comisión artística del Obispado con dosier completo de las obras a realizar.
El inicio de las labores de dorado del trono del Cristo por parte de los Caballero González nos permitió renegociar de manera muy ventajosa todo este proyecto, sin adquirir nuevas deudas y debe quedar reconocida la excelente disposición y buena voluntad mostrada por este taller hispalense, que en gran parte han contribuido a que hoy en fecha y hora estemos en lo que estamos. Igualmente ellos han confeccionado el altar que enseñoreará aun más la capilla del Cristo.
Impagable el tiempo, la dedicación, el esfuerzo, la ilusión que a lo largo de tantos años, tantos hermanos han puesto en este logro que permitieron que las nuevas capillas fueran bendecidas el 18 de diciembre de 2.010.
Queda mucho por hacer y mucho por mejorar en ambas. Hermanos con ansias de mejorar la cofradía tienen aquí un magnifico punto para trabajar.
Y hasta aquí la historia de este compromiso.