Presentada a la 2ª edición de los premios Strena Artis
Semana Santa 2.015
Corona para María Santísima de la Salud
Introducción
Desde hace 26 años la imagen de la Virgen de la Salud, titular de la Hermandad del Santísimo Cristo de la Esperanza en su Gran Amor y Mª Santísima de la Salud, es venerada en la parroquial de San Pablo.
Prácticamente desde su llegada a Málaga se soñó un ajuar procesional para ella que incluía una corona de procesión.
El paso del tiempo ha ido permitiendo que poco a poco se hayan podido conseguir algunos de estos enseres como la toca, el manto y la saya, todos ellos debidos a donaciones de hermanos, siendo la corona de Reina una ilusión pendiente de realizar.
A lo largo de todos estos años, gracias sobre todo al empeño del hermano Francisco Puente Carbo, se ha ido recogiendo plata a través de donaciones personales de pequeñas alhajas, con la idea de algún día poder verla fundida y convertida en corona de realeza que ciñera las sienes de la señora de la Salud.
Venturosamente el pasado año se dio el paso de acometer dicho empeño y a base de donativos de hermanos y devotos, anónimos en muchos casos a través del cepillo de su capilla, la obra ha podido ver la luz.
Es pues el empeño de unos pocos, pero la contribución de muchos, la que finalmente ha conseguido que dicha corona sea hoy una realidad debida única y exclusivamente a la aportación económica popular y devocional sin ningún coste para la hermandad, valor que viene a ennoblecer más aun si cabe la esplendida obra que hoy presentamos.
Diseño, dibujo y realización.
Ideada y diseñada por D. Francisco Puente Carbo, que ha sido igualmente el responsable del seguimiento de su realización y de las relaciones con el taller orfebre e imaginero.
El dibujo e interpretación se deben a D. Eloy Téllez Carrión.
La corona ha sido realizada en plata de ley sobredorada en los talleres de Orfebrería Triana, sitos en la ciudad de Sevilla, dirigidos por el insigne artesano orfebre D. Juan Borrero Campos.
La imaginería es obra del malagueño D. José María Ruiz Montes.
Su diseño está basado en el más puro estilo de malagueño de coronas de procesión de finales de siglo XIX y primeras décadas del siglo XX.
Descripción de la obra
Está compuesta básicamente, en su sencillez de líneas, por una canastilla imperial de estilo barroco con mezclas de elementos decorativos renacentistas.
El canasto se compone de cuatro cuerpos peraltados en sus aristas y ocho penachos que se erigen por encima del ornamento central, cuatro de ellos más elevados, y de los que arrancaran los imperiales.
Está decorado con elementos geométricos y arquitecturales envueltos en hojarasca, con una menuda distribución de hojas y formas delicadas que rematan con decoración de piedras de cristal tallado.
Este canasto está totalmente calado con pequeños espacios que equilibran el claroscuro de todo el conjunto.
En su parte superior y conectados con los penachos que coronan el canasto, arrancan los ocho imperiales con una fuerte línea de movimiento, que confluyen y se anudan en la parte central, y sobre esta unión se erige una pequeñita corona que a modo de cinta abraza la vuelta, sirviendo a la vez de soporte para la clásica bola del mundo, realizada en marfil y con los meridianos realzados en piedras de cristal.
La bola del mundo se encuentra rodeada en todo su perímetro por un halo de luz con rayos lisos y flamígeros, y que actúa como eje de unión entre el canasto y la ráfaga, elementos ambos que ha querido el diseñador, dejen un airoso y amplio espacio libre entre ellos, lo que da mayor ligereza y elegancia a la composición, de forma que recuerden los halos característicos de las imágenes de gloria.
Interrumpiendo el círculo de aire, en su parte interior, penden dos luceros en forma de sarcillos o pequeñas cartelas decoradas con cristal.
La ráfaga en forma de halo, está compuesta en realidad por dos ráfagas superpuestas.
La primera ráfaga en tonos mates, delicadamente repujada, delimita el espacio libre hasta el canasto y ve realzada su decoración con menudas incrustaciones de brillantes. A su vez es base de arranque para doce estrellas caladas que rodean el conjunto.
En el centro de la primera ráfaga y sobre el eje determinado por la bola de marfil, se eleva una hornacina que ha modo de halo cobija una pieza central en talla obra del insigne imaginero malagueño D. José María Ruiz Montes y que representa la Coronación de la Virgen, en una personal creación de un exquisito modelado y donde se representa la Virgen rodeada de angelitos con atributos de gloria.
Este detalle se constituye en el eje artístico de toda la obra.
Tras la primera ráfaga hay una segunda en forma de destellos lisos y estriados que dan el complemento de luz necesario para potenciar todo el conjunto, haciendo a su vez resaltar la alegoría de la Coronación de María y dándole su dimensión exacta.
En esta ráfaga se incluye una cruz simple que corona la hornacina realizada en piedras y con tres remates decorativos.