A lo largo de su historia la Virgen de la Salud tuvo una primera saya blanca bordada y donada por una hermana de la cofradía.
Posteriormente Jesús Ruiz Cebreros bordo la saya azul con apliques que durante muchos años lució la Virgen en procesión.
Igualmente la Virgen procesionó con una saya también blanca prestada por la hermandad del Rescate y que pertenecía a la Virgen de Gracia.
Por vez primera el Domingo de Ramos de 1.998, una saya de color rosa palo, préstamo de MIES, fue lucida por la Salud en su salida procesional.
Esta confeccionada a partir de la casulla que utilizó el Obispo Don Emilio Benavent Escuin en su ordenación como Obispo de Málaga. En su interior lleva una inscripción que data su confección en Roma en 1.856.
En el año 2.004 el hermano José Antonio Jurado Granados, confecciono y dono una saya realizada en apliques y que la Virgen estrenó en el triduo de ese año.
En el triduo de 2.008, la Virgen estrenó una saya donada por la familia Luque-Martínez y que esta confeccionada a partir de una casulla centenaria.
El Domingo de Ramos de 2.003, gracias a la generosidad de un hermano y colaborador de nuestra Hermandad, la imagen de Maria Santísima de la Salud estrenó una saya bordada sobre tejido blanco, expresamente diseñada y pensada para la advocación de nuestra Sagrada Imagen Titular y que es la que habitualmente luce en la salida procesional del Domingo de Ramos.
Magnífica obra de bordado realizada minuciosamente por el bordador malagueño Jesús Ruiz Cebreros, donde pone de manifiesto una vez más su alta calidad como profesional del bordado clásico barroco, con un espléndido dominio de todas las variadas técnicas que componen el conjunto de la obra.
Fue realizado el diseño por Eloy Téllez Carrión con colaboración de Francisco Puente Carbó, autor del boceto original, con una idea clarísimamente enfocada hacia la advocación de la Virgen. Boceto que ha esperado durante años hasta que llegó el momento de realizarlo.
La saya se compone en su parte inferior de una gran base triangular en la que figura todo un juego de ornamentos florales, rematado por dos perillas de donde arrancan dos bandas rectas que, en forma de estola, forman una calle central y dos laterales, totalmente decoradas con cuernos de la abundancia y guirnaldas que desembocan y custodian a la parte superior, rematada por una estrella-sol, eje de todo el conjunto, que a su vez está resguardado por una espléndida cinturilla calada que enmarca dentro de un estilo neobarroco clásico de muy finas formas y proporciones, con un cierto aire innovador dentro de su propia estructura.
En su simbología se representa como parte central del vestido “LA FUENTE DE LA VIDA”, en el más amplio contenido bíblico-litúrgico del Agua Sanadora, fuente de Agua Viva, Fuente de Salud. La fuente, el manantial, al mismo tiempo que ser la tierra misma, es la imagen de la Madre, fuente inagotable del agua vivificante. El que realiza en nosotros la renovación es el Cordero que nos guiará a los manantiales de las aguas de la vida (Ap 7, 17).
La parte inferior está compuesta por un gran triangulo floral que manifiesta todo el esplendor de la vida y la abundancia de todas la virtudes. María es el jardín y también la flor, y en su boca se han puesto esta palabras de la joven heroína del Cantar de los Cantares (2,1): Yo soy la flor de los campos y el lirio de los valles. La flor es el símbolo de una belleza eterna que esta presente en el bellísimo rostro de la Virgen María, Salud de todos los enfermos que la contemplan.
Y por último en la parte superior está representada la ESTRELLA SOLAR, el sol como centro del universo, el Sol como fruto de su vientre. Cristo es el nuevo Sol, Jesús es el verdadero Sol de justicia, el Sol que nace de lo alto para iluminar a los que viven en las tinieblas y en sombra de muerte, para guiar nuestros pasos por el camino de la paz. (Le 1,68-70).