El trono actual fue proyectado por el asesor artístico de la Hermandad, Francisco Puente Carbó en 1.991, la realización técnica del proyecto se debe al sevillano Francisco del Toro de los Talleres Villarreal, que lo ejecuta en el 1.992, en alpaca plateada.
Este nuevo cajillo de 50 cms de alto, 225 de ancho y 320 de largo, aproximadamente, se va a estrenar en la Semana Santa de 1.993, y supone para la Hermandad un logro importantísimo, por cuanto supone abandonar un cajón de terciopelo azul, cajón que desde 1.988, nos sirvió de ilusión y apoyo para seguir avanzando en lo que entonces era una incipiente cofradía que comienza a dar sus primeros pasos en la calle.
Presenta dos moldurones siendo el bajo de mayor altura a modo de plinto que eleva el cajillo en su totalidad. Dichos moldurones presentan una serie de entrantes y salientes en la vertical ofreciendo así una escalinata.
Sencilla y elegante, la base del trono esta compuesta por un gran friso en forma de media caña. Este friso presenta un extraordinario calado en toda su forma de rocalla, que está rematado en ambas orillas por varias molduras finas, grabadas y lisas.
Las jarras fueron ejecutadas unas por Talleres Villarreal y otras por Manuel de los Ríos en metal plateado. De estilo clásico, con base octogonal decorada con hojarasca, panza con agallones y boca rematada con angelitos. Dos asas recogen el ánfora con guirnaldas y dos pirindolitas rematan a modo de realce. Son en total catorce unidades de diferentes alturas.
Existen un total de catorce unidades de diferentes tamaños, seis más pequeñas de 25 cms, dos de 35 cms, otras dos de 40 cms y cuatro de mayor tamaño, dos de 50 cms obra de Manuel de los Ríos y las otras dos de 45 cms de Francisco del Toro.
Las barras de palio, se estrenan en la Semana Santa de 1.988 coincidiendo con salida procesional como hermandad agrupada, fueron ejecutadas por el orfebre Manuel de los Ríos, según diseño de Jesús Castellanos.
En número de doce, tienen una longitud de 285 cms. Son de metal plateado y emergen en su parte baja, desde una vasija, tallos y ornamentación vegetal, conformando el primer cuerpo de la barra. Un cuerpo central con nudos, entrantes y salientes, angelitos, campanillas y un ánfora desde donde sale el tercer cuerpo de la barra, realizado con motivos vegetales. Todo ello se remata con un capitel corintio y unas macollas que amarran el techo de palio.
La candelería aún incompleta, tiene varias alturas y ha sido realizada por Manuel de los Ríos y Talleres Villarreal, son de base triangular, a tres caras, presentando en su fuste, nudos, partes lisas y labradas con hojarasca, rematados por plato labrado y casquillo.
Se remata el trono con cuatro arbotantes, dos delanteros y dos de cola, que se derraman sobre el manto de la Virgen. Son también abatibles para permitir la salida por la angosta puerta de San Pablo.
El friso se interrumpe por cinco cartelas, una central en la delantera y cuatro laterales, recogiendo las bases de las barras de palio segunda y tercera, cuarta y quinta.
Cada una de ellas dotadas de un fuerte movimiento, con formas valientes en el repujado, aglutinando formas arquitectónicas y formas vegetales, grandes hojarascas, jarroncitos y agallones, un arco de medio punto entrelazado con hojarasca, recoge en su centro las alegorías, siendo estas; Salud de los enfermos, para la cartela central, Reina de la Paz y Estrella de la Mañana para las cartelas del lateral izquierdo y Puerta del Cielo y Madre de la Iglesia para la parte derecha. Estas cartelas están pendientes de que se realicen las escenas centrales en las que se representarán los dogmas de la Santísima Virgen, sobre la cartela central, se alzara un relicario.
Todo este conjunto ha sido realizado por D. Francisco del Toro (Talleres Villarrreal). El cajillo queda recogido con cuatro esquinas en sus ángulos, con las mismas características de las cartelas. Cartelas y esquinas posibilitan al trono una mayor anchura y realce y son desmontables para permitir la salida de San Pablo.
Diseño original: Francisco Puente Carbo. Realización: Jesús Ruiz Cebreros.
El palio, realizado por Jesús Ruiz Cebreros siguiendo el diseño de Francisco Puente Carbó, es de malla calada con crestería de terciopelo burdeos. El dibujo queda enmarcado en un concepto de diseño moderno, dentro de las líneas clásicas del Barroco.
Esta realizado en aplicaciones de tisú y seda con matices de hilos de color silueteando todas las formas.
Compuesto por una bambalina central dividida en tres caídas cuyo eje principal es una capilla-cartela, dentro de la cual se encuentra la simbología Mariana «Fuente de Salud». De esta capilla emergen hacia ambos lados una sinfonía de formas y flores como signo referente de esplendor y abundancia. Todo el conjunto es un minucioso y detallado juego de formas y colores, de pequeñas dimensiones que se recortan en un marco lateral-vertical, así como en cinco blondas en la parte inferior en forma de cordón ancho de donde cuelga un fino remate de morilleras.
Las bambalinas de la parte lateral se componen de cinco cuerpos divididos en tres piezas, una central y dos laterales de dos cuerpos cada una engarzadas entre sí. Las bambalinas centro-lateral al igual que la delantera y trasera se componen de la misma capilla-cartela de distinta dimensión incluyendo en su interior las alegorías «Estrella de la mañana» en el lado izquierdo y «Puerta del cielo» en el derecho. Completando el conjunto con la parte trasera, estrenada en la Semana Santa del año 2001, que incluye en el centro una jarra de azucenas símbolo de la Pureza de la Virgen María. Este trabajo es un reflejo de las múltiples posibilidades que ofrece este magnífico y sencillo ornamento, que combinado con buen criterio estético dan un impresionante y bellísimo resultado de transparencia.
La peana de María Santísima de la Salud también es obra de Manuel de los Rios ejecutada en metal plateado con cinco caras, medio hexágono, siendo la central una cartela con el Ave María y las restantes con dibujos geométricos y ornamento vegetal.